Asturias, desde siempre con La Vuelta

En 1936 la Vuelta Ciclista a España llegó a Asturias por primera vez

Histórico de salidas y metas de la Vuelta a España en Asturias

José Manuel Fuente “El Tarangu” en el Naranco. Vuelta de 1974

La Vuelta Ciclista a España es uno de los eventos deportivos más importantes a nivel mundial, una de las pruebas ciclistas de la máxima categoría, junto con el Tour de Francia y el Giro de Italia. Con cerca de 90 años de historia desde su nacimiento en el año 1935, La Vuelta alcanza este 2022 su 77ª edición. La innovación y la cercanía con el público, hacen de La Vuelta un acontecimiento atractivo y en constante crecimiento.

La relación de la Vuelta a España con Asturias pasa por un buen momento. En las últimas ediciones se vienen disputando varias etapas en el Principado, dando a conocer pueblos, ciudades y puertos de montaña que son incluidos en los itinerarios y llegadas de la carrera.

El primer final en alto en Asturias fue en Pajares en 1965

Desde la llegada al Angliru en 1999, la organización de la Vuelta Ciclista a España ha buscado en Asturias cimas inéditas con que sorprender a los aficionados. La Farrapona, Cotobello, Cuitu Negru, Alba, Les Praeres, El Acebo, La Cubilla, o El Gamoniteiru, son algunos de los puertos que han sido final de etapa en los últimos años. Estas nuevas cimas, que buscan un impacto mediático, suelen ir acompañadas por ascensiones tan míticas como la de Los Lagos de Covadonga, que nunca defrauda al aficionado.

En las primeras incursiones de la carrera por nuestra región, el protagonismo se lo llevaron las ciudades más importantes. En la segunda edición en 1936, Gijón acogió el primer final de etapa de la ronda en el Principado, en una etapa que comenzó en Santander y finalizó en la Villa de Jovellanos después de 194 kilómetros. En ella se impuso Mariano Cañardo.

La segunda ciudad a la que llegó La Vuelta fue Oviedo, en 1941, en la primera edición tras la Guerra Civil. Se trató de una contrarreloj de 53 kilómetros con salida en Gijón que ganó Delio Rodríguez, que también se impuso en la siguiente etapa entre Oviedo y Luarca de 129 kilómetros, logrando además doce victorias en esa edición.

Pajares, en 1965, fue escenario de la primera llegada en alto, en una etapa contrarreloj que se inició en Mieres y en la que se impuso Poulidor. El paso hacia la meseta se hacía obligatorio por el puerto lenense y por este motivo fue incluido en numerosas ocasiones. Pero en la retina de los aficionados asturianos permanecen grabadas dos ocasiones, ambas con el alto del Naranco como final. En 1974 José Manuel Fuente “El Tarangu” consiguió una victoria épica en la cima ovetense. La etapa había partido de León y en las carreteras asturianas se vivieron los mejores momentos de aquella edición de la vuelta. El descenso del Pajares se hizo bajo la lluvia y las subidas al Padrún y La Manzaneda, que antecedían al Naranco, con las carreteras plagadas de aficionados que aplaudían a los asturianos Antonio Menéndez y José Manuel Fuente, que pasaban escapados. José Manuel Fuente “El Tarangu” llegó en solitario a la cima del Naranco, en una edición que acabó con la victoria del corredor asturiano, su segundo triunfo en la general final. Es el único ciclista de la región que lo ha conseguido.

La cima ovetense vivió otro momento histórico en La Vuelta del 93 cuando Tony Rominger ganaba la etapa vestido de líder y sentenciaba la vuelta. El ciclista suizo era el jefe de filas del conjunto asturiano Clas Cajastur con el que toda la afición estaba volcada. El principal rival de Rominguer era su compatriota Alex Zulle, que sufrió una caída en el descenso de La Cobertoria donde habían lanzado un ataque los corredores del Clas Cajastur. Iñaqui Gastón cobró especial protagonismo ese día, el vasco realizó un fenomenal trabajo para su jefe de filas hasta la falda del Naranco. Tony Rominguer hacía la ascensión en solitario abriéndose paso entre los miles de aficionados que veían como el líder del equipo de casa daba un paso importantísimo para alzarse con su segunda vuelta a España.

En esa época, la de los 90, la prueba pasaba por un buen momento, con altas audiencias televisivas fruto del trabajo organizativo, ya que una década antes habían decidido apostar por la innovación y en 1983 veíamos como se incluía un final en los Lagos de Covadonga. Resultó un éxito, tanto para la carrera como para el turismo en el Principado.

El final de etapa en Los Lagos de Covadonga se convirtió en un icono para La Vuelta y sigue siendo uno de los finales mas querido, tanto por los aficionados como por los propios ciclistas, que pelean por incluir su nombre en el palmarés donde destacan, entre otros, Marino Lejarreta, Pedro Delgado, Robert Millar, Lucho Herrera, Laurent Jalabert, Nairo Quintana y Primoz Roglic, que fue el vencedor de la edición de 2021. 

Primoz Roglic en los Lagos de Covadonga en La Vuelta de 2021

La búsqueda de nuevos retos llevó a los organizadores a descubrir el Alto del Angliru, una cumbre que se hizo mítica incluso antes de que llegara la carrera. En cuanto se hizo público que La Vuelta incluiría un puerto con rampas de porcentajes nunca vistos hasta entonces, la noticia dio la vuelta al mundo. El final en la cima riosana fue un reto para los ciclistas, pero también para la organización, que tuvo que realizar un esfuerzo extraordinario para montar la infraestructura en un lugar de acceso muy complicado. La llegada de José María Jiménez “El Chava”, entre la niebla en 1999, tras un esfuerzo agónico en las rampas llenas de público, hizo ver que el esfuerzo había merecido la pena. El Angliru y La Vuelta se habían convertido en un tándem inseparable. Desde entonces se miden por miles los aficionados que se dan cita cada año en este puerto queriendo emular al añorado Chava, a Roberto Heras o a Alberto contador, que venció aquí en dos ocasiones.